Es natural sentirse cohibido, ponerse nervioso o sentir vergüenza o timidez ante otras personas de vez en cuando. La mayoría de la gente atraviesa esos momentos cuando lo necesita. Pero en algunas personas, la ansiedad que acompaña a esa timidez y cohibición es excesiva. Se puede tratar de un trastorno de ansiedad llamado fobia social también conocido como ansiedad social.
Para protegerse y aumentar su seguridad tienden a evitar todas las situaciones que les generan temor y ansiedad, lo que tiene graves consecuencias en su conducta. Otro factor de vulnerabilidad puede ser el estilo de educación o de relación establecido con los padres y los profesores. En cualquier albur, la fobia social parece ser el resultado de un contexto social adverso y las características propias del individuo. El tratamiento pasa por la intervención farmacológica y psicoterapéutica, con el fin de que el paciente adquiera nuevos patrones que le permitan evitar el miedo al fracaso y mejoren su autoestima. Desdeel Grupo de Investigación en Fobia Social de la Universidad de Murcia aplica el denominado protocolo de Intervención en Adolescentes con Fobia Social, desarrollado en colaboración con la Facultad de Maryland, en Estados Unidos, cuyo objetivo es detectar y tratar de forma precoz la fobia social en la adolescencia, que es el era de desarrollo habitual de este trastorno. Estas habilidades se ejercitan en un contexto clínico seguro y luego se programan tareas para que el estoico las lleve a cabo en el medio natural. El tratamiento farmacológico, por su parte, se basa en la administración de algunos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o de la noradrenalina, que son bien tolerados y tienen aparte efectos adversos.
Se trata de un problema auténtico y que, si no se soluciona a tiempo, puede empeorar y dar lugar a la llamada filofobia: el alarma irracional a enamorarse o comprometerse emocionalmente con alguien. Por supuesto, sufrir por amor no es algo novedoso. Y tener ciertas reticencias después de barrenar una experiencia dolorosa también es corriente. Así lo explica el psicólogo Jonathan García-Allen, director de comunicación de la web Psicología y Mente. Son inseguridades que se derivan de malas experiencias pasadas, propias o del entorno analógico. Entonces conoce a alguien. Y al principio todo es bonito, pero llega un punto en que ese algún pide que la relación avance. Como el cuerpo y la mente no quieren volver a sufrir, el alarma se apodera de la persona y lo que hasta ese momento época una relación bonita se llena de dudas. Relacionarse con gente muy distinta a uno mismo.
Conclusión 1. Si esa situación te resultaba familiar pero es un mal gorgorotada que pasas de vez en cuando, puedes considerarlo sólo timidez. La divergencia entre timidez y fobia social es su intensidad. Es normal que en algunas situaciones sociales nos pongamos nerviosos. A todos nos pasa. Sin bloqueo, si tu nivel de ansiedad es tan elevado que necesitas evitar esas situaciones, entonces tenemos un problema. Levante tipo de ansiedad también incluye síntomas físicos que los tímidos no suelen padecer, como que te suden las manos, te ruborices, sufras taquicardias, se te seque la boca, te cueste respirar, tartamudees, o tiemble todo tu cuerpo. La fobia social es un mal compañero de viaje.
Las primeras citas parece que van bastante bien, sin embargo, a medida que intiman ella empieza a buscarle defectos y los encuentros le generan poco de ansiedad. Un día, de repente, cuando él la llama ella empieza a tener palpitaciones y sudores cuando oye que él le propone abrirse juntos de fin de semana. Al día siguiente ella decide terminar con la relación. La chica sufre filofobia. Etimológicamente, el término filofobia es resultado de la unión de dos vocablos griegos phobia miedo y filos adorar. Un filofóbico rechaza sentir amor por una persona, evitando cualquier tipo de relación afectivo-emocional por miedo al alergia o a una posible separación.