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Costumbres

Li Yu - La alfombrilla de los goces y los rezos

Soñar con una mujer 660337

WhatsApp Es el sueño de algunas, la pesadilla de otras… como sea, a casi todas tarde o temprano nos llega la hora se sentar cabeza y unirnos a nuestra pareja para comenzar una vida en conjunto. Muchas incluso sienten que en ese momento se convierten completamente en adultas y la percepción de sus vidas y metas cambia considerablemente. Vivir sola. O al menos compartir departamento con amigas. Tener un pololo por el rato.

Para esta edición se ha tomado como referencia la de Patrick Hanan. Aquende se cuenta la iniciación erótica de un joven estudioso del zen. Su aprendizaje le conduce a aventuras e intrigas amorosas que adquieren a la vez visos de comicidad y acabose, que convierten La alfombrilla de los goces y los rezos en un antecedente claro de Fanny Hill. Hemos conservado la estructura y las notas del profesor Hanan, eliminando tan únicamente aquellas que no eran pertinentes para una edición española. Así, pertenece a esa raza de escritor cómico curioso en cualquier cultura que descubre o inventa los términos de su propia realidad. Murió a principios de Hacia el siglo XVII se habían escrito, siguiendo esta forma, innumerables relatos y piezas teatrales, en algunos casos obras maestras. Pero Li Yu no quiso tener nada que ver con todo eso. De manera similar, en la colección Wusheng xi, [Operas silenciosas] hay un relato sobre un amor entre dos hombres que extrae su mérito cómico de la forma en que establece su paralelo con un perfecto matrimonio heterosexual desde el relaciones hasta la viudez.

Generación Gimeno de Flaquer Al ocuparnos de la coqueta debemos hacer una especificación del coquetismo y la coquetería. La coquetería es instintiva, natural; el coquetismo estudiado, artificial. Frecuentemente vemos trocar la palabra coquetería y coquetismo hasta anatomía confundidas cual si fuesen voces sinónimas, a pesar de que expresan una y otro cosas muy divergentes. El deseo de agradar encerrado en sus justos límites, no debe censurarse como se censura de ordinario: el ambición de agradar nos hace ocultar defectos, adquirir cualidades, reprimir nuestros fuertes ímpetus, sofocar nuestras pasiones y presentarnos con elegante distinción, respetando las fórmulas exigidas por la urbanidad y las conveniencias sociales. El deseo de agradar es inherente a la niña, la joven y la anciana. El coquetismo es el ardiente anhelo de inspirar muchas afecciones sin corresponder a ninguna, el deseo voraz de conmover los corazones, sin responder a esas conmociones tampoco con un latido. El primero que comparó la coqueta al conquistador, estuvo muy inspirado: ambos destruyen, aniquilan, devastan y siembran por todas partes el llanto, la desesperación y el pena. La coqueta hace su veloz biografía de una manera infame; sus trofeos representan un corazón lastimado, una alucinación marchita o una esperanza muerta.

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