Los paganos podían convertirse en dioses por medio de desenfrenos sexuales. Lo que estamos observando hoy en la vida de nuestra presente cultura, es la forma repetitiva de un nuevo ciclo de corrupción moral y espiritual. Del mismo modo, como si se tratara de una epidemia que se propaga, es una de las mayores causas del embarazo adolescente. No olvidemos que la sexualidad humana también fue afectada con la fea mancha del pecado. Nuestra discusión puede comenzar a pensar en las personas solteras. Luego, personas solteras son: » Jóvenes no casados que esperan o tienen planes de contraer matrimonio. Esto es benéfico para ayudar a resolver el problema de su sexualidad de una forma íntegra y honesta. Los pastores no podemos olvidar que, al tratar con nuestros hermanos en la fe estamos tratando con creyentes, con seres humanos que, aunque redimidos en Cristo, todavía estamos sujetos a la contaminación de nuestro viejo pecado original. Por consiguiente, todavía y con gran seriedad, debemos confrontar estas experiencias: » Sentimientos de lujuria.
Nada tiene una respuesta clara, mucho aparte después de la crisis político-económica que estamos padeciendo a resultas, sin achares, de otras crisis que la precedieron. Presentimos que ha acabado un ciclo de la historia, pero no sabemos bien a dónde nos dirigimos tampoco lo que nos espera. Bien mirado, no debiéramos preocuparnos tanto por la sociedad que vamos a legar a nuestros hijos, cuanto por los hijos que vamos a dejar a la sociedad del futuro. Preocupados debiéramos estar por saber si van a anatomía capaces de gestionar bien la bienes que les dejamos. Y en esto mucho va a tener que admirar la familia, entendida como una academia natural anterior al Estado, fundamento de la sociedad y constitutivo esencial de su entramado, como lo es la célula del organismo vivo. El argumento histórico al respecto es contundente: todos los movimientos antifamiliaristas habidos a través de la historia han acabado en un estrepitoso fracaso. No estoy diciendo con esto que la familia ancestral no deba evolucionar y ajustarse a las necesidades y exigencias modernas. Es la pregunta inquietante del momento actualidad que nos remite a las finalidades esenciales de la familia, que no acaban con traer hijos al globo, sino que tiene que preocuparse de ellos, cuidarlos y educarlos.
En realidad, aunque tenga esta definición no significa que al llegar a los 30 años tengamos si o si que vivir una crisis. En primer lugar, tenemos que entender a qué nos referimos cuando usamos el término crisis, la definición que podemos acertar en la real academia de la lengua es: cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la forma en que estos son apreciados. Esto quiere decir que una crisis es principalmente un cambio. Actualmente, las generaciones que nos encontramos cerca de los 30 años, sea que ya los hemos cumplido o que estamos alambrada de ellos, vivimos una situación de incertidumbre constante, tanto económica, social, abstracto y de valores.