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Cómo superé la adicción a la pornografía

Trucos para 581781

Escucha a las reidoras golondrinas que pueblan mis susurros confesarte mi amor donde gotea la llovizna. El lobo avisa su amor voraz. A mi casona llegas y bebes de mi boca bien servida. Mis dedos te recorren pues se atreven.

Y, bueno, la mayoría desprende un tufillo obsoleto y retrógrado. He aquí una imprescindible actualización del arte de la seducción femenina. Pero lo que ni funciona es ser una enajenada acosadora. Lo que puedes reciclar: no hace falta que contestes inmediatamente a sus mensajes. No, ya no se llevan las mujeres de los años 50 que conservaban intacto el cardado del pelo después de haber horneado cincuenta pasteles.

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